La crítica que hace Quine a la distinción analítico-sintético se fundamenta en el antidualismo que define la noción de experiencia de Dewey, la cual exige un pluralismo epistemológico. Sin embargo, Quine no acepta ese pluralismo sino que defiende la ciencia como la mejor herramienta que tenemos para tratar con la verdad y la realidad del mundo. Quine no se libera de este residuo fisicalista porque le permite mantener una noción de oración de observación que, a su juicio, evita caer en el nihilismo epistemológico. Rorty elimina definitivamente tal residuo y, con ello, desarrolla un pragmatismo antirrealista e historicista que, a su juicio, no cae en el nihilismo epistemológico.