Última modificación: 06-08-2014
Resumen
En el presente trabajo evalúo la propuesta de Millar (2004) acerca del papel que las creencias, deseos e intenciones juegan a la hora de justificar la acción y, de modo más general, su rol normativo. Sostengo que, los argumentos que plantea Millar para defender que los estados mentales no deben justificar la acción para explicarla, no son correctos, dado que (i) descansa sobre una noción demasiado laxa de estado mental normativamente adecuado, y (ii) nos dejan con resultados poco satisfactorios a la hora de explicar la acción. Luego, y con el fin de sostener que la relación de justificación -si bien importante- puede no ser la única relación normativa relevante que medie un estado mental y una acción, expongo brevemente la propuesta de Gert (2003, 2004), donde el rol normativo de los estados mentales también incluye la emergencia de requerimientos prácticos.