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Este trabajo fue realizado a partir del silencio del que gozó la graffiteada del Obelisco por parte de unos hinchas de boca en agosto de 2017, tres meses después de que se llevaran detenidas a seis feministas por graffitear en una marcha. Busco poder articular las posiciones fundamentalistas pro- paredes con el concepto de paisaje, ampliamente desarrollado por la geografía. Aquí me surge la pregunta ¿Quiénes son los sujetos capaces de vivenciar y producir el paisaje? Este último, ¿es una escena que miramos o mundo en que vivimos? (Cosgrove: 1994). Claro que estas posturas denotan diferentes implicancias políticas. Las paredes, ¿son inertes al devenir de la sociedad, o son parte del paisaje de exclusión y violencia? El paisaje urbano puede ser entendido también como un texto que reproduce mensajes, habilitando unos y censurando otros, en una lucha por la historia que se quiere contar (Duncan y Duncan:1988). El paisaje está atravesado por el poder, lo que determina qué es paisaje y que no lo es, qué se puede hacer en él y qué no. La lucha que se materializa en el graffiti, busca desarticular ese poder, busca decir lo que no se dice (Mitchell:2008). El paisaje entonces, no es una categoría neutral ni estática. Las paredes blancas, tampoco.

Graffitis,paisaje,paredes