Los cementos de magnesia-fosfato (MPC) se forman por la reacción ácido-base entre ciertos compuestos de magnesio y fosfatos sólidos o en solución acuosa. Sus principales propiedades son: fraguado rápido a temperatura ambiente (en minutos), desarrollo temprano de resistencia, buenas propiedades adhesivas y excelente durabilidad. Estos cementos son principalmente usados para reparaciones de estructuras de hormigón dañadas donde el tiempo fuera de servicio es crítico, como por ejemplo en carreteras, puentes, muelles, pistas de aterrizaje, pisos industriales, etc. Debido al alto punto de fusión de algunos fosfatos, esta liga también puede aplicarse a productos refractarios y, con el agregado de áridos adecuados, emplearse para conformar piezas individuales o para reparaciones en servicio. Los fosfatos ácidos amónicos son los ligantes más usados en aplicaciones de ingeniería civil a temperatura ambiente [1], sin embargo para uso refractario no son aconsejables a causa del desprendimiento de amoníaco producido durante el tratamiento térmico.

En este trabajo se prepararon cementos refractarios a partir de una mezcla de óxido de magnesio, alúmina calcinada y microsílice, con tres ligantes distintos: ácido fosfórico, fosfato de monoaluminio y fosfato de monoamonio. Después del fraguado, los cementos fueron sometidos a calentamiento hasta 1350ºC generándose un material refractario de buenas propiedades termomecánicas y excelente resistencia al choque térmico. Se determinaron las fases cristalinas presentes por difracción de rayos X (DRX), su evolución por análisis térmico diferencial (ATD) y termogravimetría (TG), el tiempo de fraguado por penetración con la aguja de Vicat y la resistencia mecánica a la compresión. Se observó que cuanto mayor era la acidez de la solución fosfática, más intensa era la reacción ácido-base, menor era el tiempo de fraguado y mayor era la resistencia del cemento refractario.