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En el año 1900 se sanciona el reglamento de la Cárcel Correccional de Mujeres y Asilo del Buen Pastor, institución que estaba bajo la administración de las Hermanas de la Caridad del Buen Pastor de Angers. Dicho instrumento establecía la rutina que hacía a la vida de la institución, estableciendo las tareas y obligaciones que debían cumplir las reclusas, como así también una distribución y categorización de las mismas. Nos proponemos analizar la forma en que este reglamento, en tanto dispositivo de control social operó como elemento de normalización y moralización de las reclusas contribuyendo a modelar el comportamiento de las mismas a través de diversas estrategias y actividades. Sostenemos que este dispositivo anclaba la identidad femenina en el discurso de la domesticidad (Nash;1993) a la vez que operaba como elemento creador de género (Smart, 2000). Es además, este producto jurídico, expresión de una determinada lógica institucional (Garland, 2010) que manifiesta el cúmulo de significados y sentidos socio culturales que lo componen y a los que a su vez reconstruye y resignifica. El reglamento constituye un elemento generador de cultura y por ello también, de género.