En sus Novelas ejemplares (1613), Cervantes afirma que “no hay ninguna de quien no se pueda sacar algún ejemplo provechoso” (1993, p. 74). En “El celoso extremeño” encontramos al viejo rico que se casa con la niña Leonora. Los motivos para elegir a una esposa preadolescente, los artificios ingeniados para crear una casa fortaleza para aislarla del mundo revelan la enfermedad mental del anciano celoso, fabricador de la ruina de sus ilusiones. En el trágico desenlace se destaca el silencio de Leonora, acusada de traicionar a su marido. En las Novelas nada exemplares (1979), del paranaense Dalton Trevisan, “Penélope” parece mimetizar e intensificar la enfermedad del celoso y el silencio de la esposa, sometida a la violencia sicológica. En este artículo se analiza comparativamente la enfermedad mental de los personajes masculinos, en conformidad con las teorías médicas vigentes en el período en que las obras fueron publicadas, como también la actitud de sus cónyuges, a partir de las normas de conducta femenina. Se analiza los distintos desenlaces de las esposas, interpretando la subjetividad femenina silenciada en ambas narrativas. Al considerar la recepción de estos ejemplos, el estudio señala posibles lecciones provechosas que los lectores de Cervantes y Trevisan pueden sacar.