El propósito de este ensayo es reflexionar sobre los alcances de una práctica escolar en el marco de una jornada de “prevención y erradicación de la violencia de género”, a un año de su realización, con la finalidad de proponerla en diálogo contemporáneo e histórico con otras prácticas escolares y rescatar la potencialidad de este tipo de manifestaciones artísticas en la construcción de saberes ciudadanos.

Se trata de una intervención artística llevada adelante por estudiantes y docentes en el IPEM 138, Jerónimo Luis de Cabrera, que reprodujo la irrupción de la violencia en el contexto de la realidad y generó un quiebre con respecto a la cotidianeidad de la institución y de las normas que se ajustan al ideal de “disciplina” de fines del siglo XIX.

La acción, que desde su comienzo -antes del toque de timbre- culmina en un abrazo final, generó rupturas y movilizaciones con respecto a los cuerpos en el tiempo y en el espacio, vino a irrumpir en las estructuras patriarcales generando una sensación de molestia y, como agregado, generó una respuesta única: hay quienes acuden al grito, hay quienes socorren, no estamos naturalizando el dolor, todavía estamos a tiempo.