En el intento de producir un “mapeo afectivo” (Flatley 2008) que dé cuenta de la especificidad de una responsividad afectivo-moral sexo-disidente, este trabajo se propone examinar el modo en que ciertas identidades maricas resistimos hoy afectivamente el marco homonormativo que es alentado desde las agendas LGTB hegemónicas. Tal como ha mostrado Solanas (2017a; 2017b), en la reciente literatura queer se proponen otras economías emocionales en las que hay una recuperación explícita de ciertos afectos sindicados como negativos —v.g., la melancolía, la depresión o la esperanza—. En nuestro medio, un trabajo reciente de Walter Deasis y beto Canseco —Serpentarios maricas (2018)—, presupone otro Stimmung desde el cual desarticular el gobierno neoliberal de nuestros cuerpos. Bajo la forma de un manifiesto disidente en el que texto e imágenes explicitan la sentencia wittigeana según la cual “las maricas no somos varones”, el trabajo de Deasis y canseco propone una figuración postapocalíptica en la que las maricas se ven llamadas a envenenar los cimientos cisheteropatriarcales de la humanidad. Por la construcción de una “atmósfera afectiva” que se erige sobre el odio, la furia o la venganza, las serpientes-maricas componen otro imaginario corporal, identitario o afectivo que desobedece el mandato hetenormativo que nos ha parido y expulsado.