Última modificación: 09-11-2016
Resumen
Consideramos imprescindible inscribir los derechos sexuales y (no) reproductivos en los derechos universales a la salud, porque contribuyen a la equidad de género, porque concebir el derecho a la salud sexual de la mujer posibilita un camino hacia su autonomía, poniendo el acento ya no en su capacidad reproductora sino en el libre uso sexual de su cuerpo.
La experiencia diaria durante el ejercicio de nuestra profesión como así también, nuestra inclusión en espacios de debates respecto de Consejerías Integrales de Salud Sexual y (no) Reproductivas, dan cuenta de los avances y cuestionamientos en los equipos para acceder a una política pública que acompañe y asista a las mujeres que así lo requieran.
La participación en equipos interdisciplinarios implica numerosas renuncias, la primera de ellas: reconocer que el saber de la propia disciplina es insuficiente e incompleto para afrontar la mayoría de las problemáticas.
Desde los equipos interdisciplinarios que trabajan en la temática en la zona sur de la Ciudad, se fue dando un proceso de encuentros en donde se comparten las acciones y las discusiones que se generan al interior de los mismos en torno al acceso legal de las mujeres que quieren interrumpir su embarazo. Esto da lugar a diversas estrategias que se implementan de manera colectiva. En cuanto a otros niveles de atención, se visualizaron reiteradas y sistemáticas acciones que dan cuenta de la vulneración de derechos a las que son expuestas las mujeres que solicitan la práctica en el marco de la legislación vigente, siendo por ello un eje central en la discusión la articulación permanente para poder garantizar el acceso.
La reflexión y el debate al interior de los equipos de salud sobre esta problemática nos permiten arribar a algunos consensos que se verán reflejados en la intervención cotidiana. El eje central está puesto en la interpelación permanente de nuestros propios marcos referenciales e ideológicos a fin de orientar nuestras prácticas desde la perspectiva de derechos humanos, sexuales y (no) reproductivos. Indudablemente el camino hacia ese objetivo implica alejarse de posicionamientos dogmáticos y estar atentas/os a las demandas y situaciones cada vez más complejas que se nos presentan para acompañar adecuadamente a cada mujer en sus decisiones. Es en este sentido que resulta ineludible recurrir a estrategias y recursos para garantizar el derecho a la salud a través del dispositivo de Consejería Integral, como respuesta posible dentro del marco legal vigente.