En el marco del Equipo de ESI de Nivel Medio de la Escuela Musical Collegium, durante el año 2015 tuvimos como prioridad trabajar, bajo la consigna “Ni una menos”, la cuestión de la violencia de género. Para ello, no quisimos colocarnos bajo una perspectiva victimista o forense del tema, sino más bien adoptar una mirada que permitiera la construcción del cuidado de sí y del otr*. Tomamos la decisión de no volver sobre los gestos de discriminación y violencia, sino sobre aquellos gestos y prácticas que desarticulan la violencia. En este contexto, y a partir de ciertos conflictos emergentes dentro de algunos grupos de estudiantes, propusimos llevar adelante grupos de mujeres, en el marco de otras actividades y dispositivos tales como el “Apapacho dei”. Considerando que la escuela es un territorio social donde se pueden disponer los vínculos entre mujeres de un modo que escape al “sentido común”, “las mujeres, se reitera, son competitivas, envidiosas y crueles”, intentamos desplazar el eje desde la sobredemanda que pone a la escuela en el rol de resolver los conflictos relacionales entre estudiantes, a aquel otro en el que la escuela aparece como un campo en el que es posible proponer otros modos de vincularse